Cuenta la leyenda que “Quetzalcóatl descendió y regaló a los toltecas el árbol del cacao.
Sustrajo el pequeño arbusto de hojas rojas y la plantó en los campos de tula; pidió a Tláloc que la alimentara con lluvia y a Xochiquetzal que la adornara con sus flores. Con el tiempo este arbusto dio frutos y les enseñó a recogerlos, tostarlos, molerlos y a batirlo con agua en jícaras, obteniendo así el Chocolate, el cual era sólo para dioses, sacerdotes y nobles.
Los toltecas fueron ricos y sabios, fuertes y sanos, artistas y constructores; gozaban del rico chocolate y eran felices”
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